domingo, noviembre 11, 2007

Alucinante teoría.


Martes en la noche.

Después de mi acostumbrada partida de racket, tomé el transporte público que me llevaría a casa.

Entre el cansancio y la tormenta de ideas que rondan por mi cabeza en estos días, debido a la gran exigencia en el trabajo; no me percaté que una persona se había sentado a mi lado.

Justo en el momento que el micro bus atravesaba una de las alcabalas policiales que, eventualmente, colocan en las principales avenidas de la ciudad; el hombre susurra: “pobre gente, no saben...”.

Pocos segundos después, voltea su cara y me dice: “Discúlpeme, no estoy loco y no he tomado licor. Soy un comisario retirado de la policía tal y me indigna lo que está pasando...por eso renuncié y preferí trabajar por mi cuenta como asesor de seguridad...”

Dudando de la veracidad de las palabras de aquel hombre, con una doble intención le comento: “pues la verdad es que esas alcabalas parecen que no sirven para nada, cada vez esta peor la delincuencia...”.

A partir de ese momento, como poseído por el espíritu de Orson Wells, pasa a exponer una teoría que parece sacada de un guión de una película de ciencia ficción o de un delirio provocado por alguna sustancia psicotrópica; la cual me hizo olvidar el cansancio y las preocupaciones laborales, durante el trayecto a casa.

Según este caballero, de habla coherente y pausada, la inseguridad reinante en nuestro país es una herramienta en fase de desarrollo, que ha sido utilizada en los últimos 20 años por distintos gobiernos, como forma de romper los lazos sociales que permiten formar redes de individuos; en las cuales las ideas son transmitidas directamente de boca en boca, logrando un efecto más duradero y contundente en el consciente de cada uno de los individuos que la integran.

“Eso nos lo enseñaron en la escuela de sociología...”. “Córta los caminos que los unen y los tendrás aislados, dóciles y manejables...”

Cuando uno oye a una persona expresarse con tal seguridad en sus palabras, no queda más opción que quedarse callado, otorgarle el beneficio de la duda y abrirle el espacio para que siga exponiendo su tema.

(Siempre queda el temor que porte una pistola y diga, ¡compadre esto es un asalto!.)

Continua su teoría...

En Estados Unidos lo lograron muy fácilmente gracias a su gran tamaño, la dispersión de las personas, la masificación de los medios de comunicación y lo “aguevoniados*” que son los gringos.

Los mantienen ocupados con sus trabajos, les dicen como pensar y hasta como alimentarse a través de los medios, los guían hacia los centros comerciales donde esporádicamente comparten con otros individuos diferentes a su entorno familiar, pero sin llegar a profundizar en la relación y, luego, se van a sus casas contentos y felices.

Alejados los unos de los otros o reducidos en pequeñas comunidades, las ideas no son transmitidas directamente entre las personas, evitando así un bloque monolítico de individuos unidos por pensamientos colectivos comunes.

Aquí no pueden hacer eso, porque al venezolano le encanta una reunión, una fiesta, celebrar cualquier evento, caminar en las calles, reunirse a tomar algunas cervezas o sentarse en un café simplemente a preguntar por la familia o por el vecino. Además, no le presta mucha atención a los medios de comunicación y, hasta en el trabajo, establece vínculos de amistad muy fuertes.

Por otra parte, el venezolano tiende a unirse en comunidades estrechamente relacionadas entre sí, y no existe gran dispersión geográfica.

La única forma de evitar esa intensa relación personal entre los venezolanos, fue a través del temor y del miedo que incita la inseguridad personal.

“Matan dos pájaros de un tiro”... “Paulatinamente, están logrando que el venezolano salga de su casa al trabajo y del trabajo a su casa; y que constantemente desconfíe de cualquier otra persona...”

Los diversos cuerpos de seguridad están al tanto de esta estrategia, y en algunos casos, son cómplices.

“Tu sabes lo mal pagada que está la policía, pero... ¿cuántas huelgas de policías has visto, reclamando por su escasos sueldos?. ¿No te parece extraño que las policías no se quejen?.¿No será porque muchos de ellos reciben jugosos ingresos protegiendo a los delincuentes, mientras hacen su trabajo?”.

Pensé...¡verdad! no recuerdo alguna huelga o protesta de policías reclamando por sus sueldos.

“Es un experimento que se estaba llevando a largo plazo, pero últimamente lo están acelerando y puliendo...”

Escuchando a aquel extraño individuo, casi olvido la parada...

* Aguevoniado: Término coloquial venezolano equivalente a: bobo, retardado o aquella persona que las ideas le llegan por lo general muy lento.

Foto: Alcabala policial atendiendo un choque entre un auto y una moto.
Tomada con mi teléfono móvil.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

(1er encuentro informativo)
... por eso estate atento pues el mismisimo Tao te esta buscando.
... ya estas a punto...
... no lo busques...
... él va a estar en tu camino...

es parecido a lo que pasa en Matrix.

Anónimo dijo...

mas de lo mismo en:
http://www.larepublica.com.uy/lr3/larepublica/2007/08/20/politica/271431/la-cia-ordenaba-el-pais-y-la-sip-ejecutaban/

gus dijo...

Que conversación tan extraña! y que teoría aún más extraña! pero me parece, no se en Venezuela, que las huelgas, los sindicatos y las manifestaciones están prohibidas. Por lo menos en Argentina, acá en España están permitidas. Este es un tema muy interesante: quién reprimiría una manifestación que se fuera de madre de la policía, ellos mismos, sus compañeros que no adhirieron a la protesta o aún peor, los militares. De solo pensarlo me da mucho miedo! un saludo

PD: cualquier propuesta por un plus no contaminante, yo la apoyo

Tía Doc.- dijo...

Buenas!!
Que linda entrada, me encantó! Me hizo acordar mucho a mi vida en Uruguay... Esos encuentros del tercer tipo jajajaj Me han pasado sólo allá..

Con respecto a la teoría... no me parece tan disparatada, creo que en muchas cosas es una perfecta descripción de las sociedades modernas... lamentablemente. Sobre todo, el tema de los vínculos personales, eso de no salirse de las superficies... que creo que es lo que lleva a un inminente ahogo... sí, contradictorio, pero poético (y real).
Ha sido un placer.
Un saludo.