domingo, julio 27, 2008

Escrito hace 10 años.

¿Qué se siente ser papá?

Muchas veces me preguntaron. Les respondí lo más sincero que podía ser en el momento: “Luego te cuento...”

Hoy, sigo buscando las palabras que se aproximen a la descripción de la sensación; sin embargo, no se si lo logre, pues en el transcurso de tu vida te enseñan a comer, leer, bañarte, contar, rezar, casarte, etc,etc, etc, pero no te enseñan a ser papá.

Es extraño, pero mientras más conoces de la vida, mientras más entiendes lo complejo de la formación de un nuevo ser, mientras más base económica poseas; más temores se asoman ante la posibilidad de cumplir con una de las fases básicas de cualquier ser viviente: reproducirse.

Te anuncian el hecho, te asombras y te atemorizas al mismo tiempo. Lo tomas con calma, planificas, calculas, estimas y siempre tienes la sensación que falta algo y nunca terminas de saber que es lo que te falta.

Y llega el bendito momento...tu compañera es trasladada hacia la sala de parto.

Caminas al lado de la camilla, tratando de darle ánimo; cuando en realidad eres tu el que tiene la tormenta por dentro. La ves a los ojos y, creo que en ese justo momento, te das cuenta que todo lo que hayas podido hacer en tu vida, no se puede comparar con el poder que ella representa; y en un acto de natural sencillez que solo ella posee, te sorprende (como siempre) con una sonrisa serena que te refresca como un vaso de agua fría cuando tienes sed.

Entra a la sala.

Esperas...y piensas en todos los detalles que por nueve meses vienes planificando.

Esperas...y piensas en lo que tienes que hacer después del nacimiento.

Esperas...y te abruma el temor de algún problema durante el parto.

Esperas...e inevitablemente salta el recuerdo de tu padre, cuando te contaba su angustia cuando tu nacías.

Esperas...y aunque no quieras, vuelve el temor sobre la salud del bebé.

Esperas...y buscas consuelo en imágenes mentales de situaciones similares.

Esperas...e invocas a algún ente espiritual para que te calme las ansias.

Esperas...e intentas actuar como si todo fuese controlado por ti.

Esperas...y la sed que te habían quitado con la sonrisa serena, vuelve a aparecer.

Esperas, esperas, esperas, esperas...

¿Por qué tarda tanto?. Te preguntas... y apenas han pasado inconmensurables minutos.

¡Sr. Fulano! Oyes en el fondo, como cuando recibes un golpe fuerte y estas atontado.

¡Sr. Fulano! Grita la enfermera otra vez. Sabes que es contigo, pero no puedes reaccionar todo lo rápido que deseas; no sabes si correr o caminar; te molestas contigo, se te escapa el control que tenías; eres torpe, te indignas...

Finalmente, decides asomarte, toda tu mente se pone en blanco y el corazón se golpea contra tus costillas.

¡Es una niña preciosa!. Exclama la enfermera que apenas ves.

La observas. No hay pasado, no hay futuro, no hay nada, no hay nadie, solo el momento y un sentido trabajando a su mayor capacidad, tu vista fija en ella.

Detallas: ojos, boca, nariz, pelo, brazos, pies...todo bien.

Cuentas: 1,2,3...10 en su manos. 1,2,3...10 en sus pies.

Un gesto, que instintivamente asumes como una sonrisa hacia ti, te proporciona la total sensación de felicidad.

Llora y te despierta. Vuelves en ti. Te sonríes, ríes y explota la poderosa mezcla formada por sentimientos que tenías reservados y nuevos sentimientos. Caes en trance otra vez.

No conozco nada que lo iguale.

Ahí está ella.

Vuelve el pasado, vuelve el futuro, vuelven los familiares, vuelven los amigos y vuelve la calma.

Empiezas de nuevo a pensar. ¿Y ahora qué?. Ya veremos... No importa. ¿Quién sabe?

Hoy está en casa con su, evidentemente, admirada y amada madre, una abuelita que aporta la experiencia que requieren los nuevos padres y que la ciencia no puede sustituir; unos abuelos que remotamente siguen cada paso convirtiéndola en un nuevo motivo para sus vidas, un montón de tíos y tías esperando su turno para cargarla, un especial amiguito esperándola para correr el cochecito, una hemorragia de amigos y dos ángeles vigilando sus sueños.

Si esto ocurre en la parte masculina, no puedo concebir como será la parte femenina.

Foto: 10 años después. Bailadora con falda negra.

15 comentarios:

Rosa dijo...

Simplemente HERMOSOOOOO, no hay mas nada que decir. Felicito a la niña por ese padre. Abrazos.

Azul... dijo...

Amigo lindísimo ¡¡¡qué post tan bello!!! Es que es ¡¡¡EL post!!!

Gracias, de verdad, por estar, por estas linduras que le arrugan a una el alma y le traen mil recuerdos y mil sensaciones tan únicas y, a la vez, tan comunes...

Los chamos no vienen con instruciones al dorso, así es, y no nos queda más que confiar que esas semillas que le vamos sembrando con todo lo mejor que poseemos en el alma, un día germinen y crezca un ser humano maravilloso y único: nuestr@ hij@!

Te mando chorrocientos mil besotes!!!

Anónimo dijo...

Precioso post, de verdad!

Andrea ....de acà y de allà dijo...

10 años ehhhhhhh ya se hace grandee madre mia... que panicooo¡¡¡¡¡¡¡ que estilo tiene ehhh y concentrada con el baile..un beso grande y muy emotivo post

♥ meninheira ♥ dijo...

Eu pensaba atopar un venezolano e atopo un galego :) e inda por riba pai comprometido.

Parabéns! un saudo dende esta parte do mundo :)

LM dijo...

ufff...terminas de por-me todos os cabelos em punta... que fantástico!!!

edu dijo...

irremediabelmente revivín o momento en que (contrariando todos os desexos e plans milimetricamente deseñados durante os meses anteriores) a doutora e os enfermeiros se levaron a l&m para o quirófano para facerlle a cesárea e eu tiven que quedar do outro lado da porta.
non lembro exactamente o que pensei durante ese tempo pero si que estaba moi moi só naquela sala baleira e escura (era domingo case medianoite.
infinitos minutos despois puiden ver a mati. tiña os ollos abertos e botoume un sorriso deses tan seus. e xa non me sentín só nunca máis.
grazas, carlos, polo post evocador.

egamaga dijo...

Uf amiguito, aqui estoy con la lágrima floja, todas las cosas, emociones y sensaciones que pasan por las cabezas de los padres que esperamos ese maravilloso regalo, mi pobre marido, anda ya a punto de enloquecer con mis hormonas, con mis bajones y subidones, y eso que no tengo grandes malestares, pero como hacemos para que nos puedan comprender que no son ellos sino nosotras las que estamos como al contrario de todo... claro¡ estamos embarazadas¡.
Y leyéndote creo que se nos olvida que ustedes también sienten, padecen y sufren, además de experimentar un cúmulo de emociones que muchas veces se pasan solo, en una sala de hospital que aunque estés acompañada resulta que sigues solo, porque solo quieres ver a tu mujer y a tu hij@.
Un besito guapo, por ésta reflexión y por subirme la moral, que bueno es esperar a un bebé¡.
Ega
PD:Un beso muy especial para la protagonista de tanta alegría en ti y que siga bailando como las mejores¡.

Miss Oogie Boogie dijo...

Bueno, ya llevas 10 años de carrera, yo apenas estoy empezando pero comparto la maravilla de tener un hijo. De verdad que no hay palabras para describirlo... cada vez que uno está desesperado preguntándose por qué los bebés no vienen con un manual de uso incluido o con un botón que diga "on/off", una sonrisa del chamo te derrite los motores...
Te felicito por el post y por el PHD en "papá"

Salud!
Mo

Ema Pires dijo...

Eres un Super-Papa y tu hijita tiene mucha suerte de tenerte.
Besos

Ema Pires dijo...

Me olvidé decirte que tu niña es preciosa. Y nolo digo por decir.
Un beso para ella.

gus dijo...

Gracias por esta descripción tan emocionante y completa. Ya te diré cuando me pase (quizá antes de lo que se imaginan todos).
Un abrazo gigante!!!

Anónimo dijo...

¿Bailando sevillanas?

Anónimo dijo...

Que belleza!!! y que suerte tiene esa preciosa beba de tenerte como padre. Lograste conmoverme al recordarme el nacimiento de mi hija...La verdad es que describes de manera maravillosa el momento tan esperado por nueve meses...
Un super abrazo...
No dejes de escribir...(C.T.)

*Maru dijo...

Precioso! Sublime...
Que belleza