De vuelta en casa, después de unas vacaciones de fin de año marcadas por algunos acontecimientos que intentaron opacar nuestro tiempo de disfrute.
Mientras nuestra hija jugaba con las amigas en la playa, fue picada por un pez; dejando un par de heridas que le ocasionaron gran dolor.
Mientras nuestra hija jugaba con las amigas en la playa, fue picada por un pez; dejando un par de heridas que le ocasionaron gran dolor.
Ante el temor que el pez atacante fuese un pez sapo, solicitamos la ayuda de un cuñado experto en peces y, afortunadamente, se determinó que el travieso pez fue un pequeño bagre de mar.
Con la experiencia acumulada por un pueblo de pescadores, un remedio casero calmó el dolor, y en un par de horas nuestra hija había olvidado el incidente.
El 31 de Diciembre, nuestra hija despedía el año con una fuerte fiebre generada por una papera o parotiditis.
Consulta de emergencia a un pediatra amigo de la familia. Tratamiento. Cinco días de reposo. Adios playa, adios olas, adios sol, adios peces traviesos...
Por mi parte, pues tampoco me libré del tema de la salud. Una fuertísima diarrea provocada por un virus, me ha mantenido ejercitando mis piernas corriendo frecuentemente a cuanto baño consigo en el camino.
A pesar de estos incidentes, estos días de vacaciones y de compartir con la familia fueron como siempre muy placenteros y relajantes.
Mientras la solitaria neurona de la escritura se despierta del letargo vacacional y se sostiene fuertemente de la corteza cerebral, para evitar ser arrastrada por la incesante diarrea, les dejo una foto de un atardecer en la Bahía de Juan Griego; tomada con mi teléfono móvil... para variar.
Con la experiencia acumulada por un pueblo de pescadores, un remedio casero calmó el dolor, y en un par de horas nuestra hija había olvidado el incidente.
El 31 de Diciembre, nuestra hija despedía el año con una fuerte fiebre generada por una papera o parotiditis.
Consulta de emergencia a un pediatra amigo de la familia. Tratamiento. Cinco días de reposo. Adios playa, adios olas, adios sol, adios peces traviesos...
Por mi parte, pues tampoco me libré del tema de la salud. Una fuertísima diarrea provocada por un virus, me ha mantenido ejercitando mis piernas corriendo frecuentemente a cuanto baño consigo en el camino.
A pesar de estos incidentes, estos días de vacaciones y de compartir con la familia fueron como siempre muy placenteros y relajantes.
Mientras la solitaria neurona de la escritura se despierta del letargo vacacional y se sostiene fuertemente de la corteza cerebral, para evitar ser arrastrada por la incesante diarrea, les dejo una foto de un atardecer en la Bahía de Juan Griego; tomada con mi teléfono móvil... para variar.
3 comentarios:
Volviste y acontecido! Me alegra saber que lo de tu hija no pasó de sustos (los chamos son así y cuanto más crecen, crecen con ellos el tamaño de los sustos que nos van dando)
Cuidate mucho, ya sabes, sopita de arroz, papas al vapor, manzanitas y mosca con el agua!
Un besotote!!!
ya habia leido en el blog de ivanna de tus percances..hombre me alegro que todo quedara sin mayores consecuencias, lastima que se les cortaran las vacaciones y que la enana pasara las paperas pobrecita..un saludo muy grande y a retomar el ritmo¡¡¡¡
Hola Carilisve!!!
Que alegría que vuelvas a la blogósfera!!
La forma en que contabas las odiseas vacacionales me hicieron morir de risa!!
Un abrazo y espero que ya se les hayan ido las secuelas de los accidentes ajjajaj
Un abrazo, y un beso grande para Andrea y Azul.
Tía Doc.-
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