El lunes 30 de Julio, ocurrió el mayor accidente que haya sufrido el Metro de Caracas, en 24 años de servicio.
Un tren chocó con otro que estaba detenido en una estación. Una pasajera murió y un estimado de 9 usuarios resultaron lesionados.
No se descarta ninguna posibilidad en relación a las causas del accidente. Sin embargo, los mismos de siempre comenzaron a divulgar cualquier cantidad de rumores de teorías conspirativas.
Lo cierto es que el accidente obligó a restringir el servicio en algunas estaciones, y la ciudad de Caracas se mantiene colapsada.
En una ciudad con servicios de transportes insuficientes y con un serio problema de tráfico, el Metro es en muchas ocasiones la mejor vía para trasladarse.
Me puedo definir como un usuario frecuente del servicio.
Durante estos 24 años he visto y vivido casos que pasan desde lo gracioso hasta situaciones inauditas.
Intentaré comentar algunas de ellas, como ejercicio de mi memoria...
.- Un día Viernes, cerca de las 11 de la noche, entra al tren un pasajero en total estado de ebriedad; al no ubicar asiento decide quedarse de pie sujetado de la barra frente a dos mujeres que conversaban cómodamente sentadas.
Apenas el tren cierra sus puertas e inicia movimiento, la persona comienza a vomitar, como un grifo abierto, bañando a las damas de pies a cabeza.
Los histéricos gritos de las señoras, la molestia de otros pasajeros y el insoportable olor de aquella sustancia viscosa, provocó que ese vagón fuese desalojado en la próxima estación. Además, el causante fue detenido por las autoridades.
.- Acostumbro a utilizar un morral para trasladar mi computador portátil.
Mientras esperaba en el andén coloqué el morral en el piso.
Al momento de la llegada del tren, levanto el morral y, con el mismo impulso, trato de colocarlo en el hombro sin percatarme que un hombre de baja estatura estaba justo detrás de mí...
Recibió un impacto de tal magnitud que fue necesario trasladarlo al servicio de primeros auxilios.
Ni comentar las incontables explicaciones a los servicios de seguridad...
¿El computador? Intacto...
.- El día de la inauguración de la Línea 2, en la estación Mamera un señor de avanzada edad intentaba subirse a la escalera eléctrica.
Mientras era empujado e insultado por algunas personas ansiosas por disfrutar el nuevo servicio, trataba inútilmente de explicar que nunca había utilizado una escalera de ese tipo; sin embargo, la fuerza de la multitud pudo más y lo propulsó hacia adelante.
Como pudo, el aterrorizado hombre se sostuvo de los pasamanos. Aproximadamente a la mitad del recorrido, perdió el equilibrio y cayó, llevándose consigo a las otras personas que estaban detrás extasiados observando las instalaciones.
Afortunadamente, nada que lamentar.
.- En la estación Sabana Grande, me encontraba en el andén conversando con un compañero de trabajo.
Esa tarde la estación estaba prácticamente vacía.
Repentinamente, una persona llega corriendo y empuja a un hombre hacia las vías del tren. Al caer golpea la cabeza con uno de los férreos rieles y queda algo atontado.
Mi compañero corre a auxiliar a la persona. Intento no perder de vista al tipo, mientras me dirijo a la caseta de operadores a denunciar el hecho.
Llamo a uno de los operadores, le explico lo ocurrido y señalo al culpable...
¡Sorpresa!.. El operador corre hacia el lado contrario... Regresa en pocos minutos y me dice que lo perdió...
Los servicios de primeros auxilios atendieron al infortunado sujeto.
.- Los torniquetes de las entradas del Metro, tienen la altura exacta y precisa para golpearme en mis partes más nobles y delicadas; por lo cual siempre trato de estar al tanto de este hecho.
En una ocasión, distraído no recuerdo porque razón, me acerqué al torniquete y por breves instantes giré la cabeza para observar un aviso. Suficiente tiempo para que una dama que tenía mucha prisa, se me adelantase y atravesara el torniquete con velocidad y con mucha fuerza....
Lo siguiente que recuerdo es un gran dolor, mis brazos entre mis piernas y una persona que amablemente me preguntó que me había pasado...
.- Mi esposa y yo nos dirigíamos a casa. En una estación entran al vagón dos personas de terrible aspecto y peor léxico.
Desde su entrada comienzan a molestar a los pasajeros, entre ellos a mi esposa. Les expreso mi molestia por su actitud y me replican diciéndome que ellos eran expresidiarios, que estaban armados y que estaban celebrando "su libertad".
Un caballero les recrimina y recibe un par de golpes de los sujetos.
Muchos pasajeros decidieron bajarse en la próxima estación, entre ellos el caballero golpeado.
Mi esposa y yo optamos por sentarnos en otro lugar, mientras los individuos seguían con su hemorragia de insultos a diestra y siniestra.
En la siguiente parada del tren, al abrirse las puertas, un pelotón de policías entran liderizados por el hombre que fue golpeado dos estaciones atrás y detienen a los sujetos.
El caballero en cuestión era un empleado del Metro, que estaba en camino a su casa después de culminada su jornada laboral.
Hubo aplausos...
.- Un día, en la estación de Capitolio (una de las más concurridas), las escaleras eléctricas de los dos niveles estaban dañadas.
Una dama de avanzada edad se me acerca y me dice que no ella no puede subir las escaleras; además, tenía largo rato esperando a un operador y nadie la atendía.
Llevaba prisa y no podía disponer de tiempo para ubicar un operador que la ayudara; así que le propuse cargarla escaleras arriba hasta el primer nivel y ahí solicitara al personal designado para esos casos.
Extrañamente, la dama aceptó la idea y cargué su delicada humanidad hasta el primer nivel. Al momento de colocarla en el piso, me dice que esta muy cansada y quiere salir de una vez del Metro, que le haga el favor completo y la suba al otro nivel, hacia el exterior...
Esa es una de las salidas con las escaleras más largas de todo el Metro...
A medida que subía las empinadas escaleras, aquella ancianita se fue convirtiendo en un luchador de sumo...
Una vez en la calle, me agradeció reiteradamente y se despidió.
Un tren chocó con otro que estaba detenido en una estación. Una pasajera murió y un estimado de 9 usuarios resultaron lesionados.
No se descarta ninguna posibilidad en relación a las causas del accidente. Sin embargo, los mismos de siempre comenzaron a divulgar cualquier cantidad de rumores de teorías conspirativas.
Lo cierto es que el accidente obligó a restringir el servicio en algunas estaciones, y la ciudad de Caracas se mantiene colapsada.
En una ciudad con servicios de transportes insuficientes y con un serio problema de tráfico, el Metro es en muchas ocasiones la mejor vía para trasladarse.
Me puedo definir como un usuario frecuente del servicio.
Durante estos 24 años he visto y vivido casos que pasan desde lo gracioso hasta situaciones inauditas.
Intentaré comentar algunas de ellas, como ejercicio de mi memoria...
.- Un día Viernes, cerca de las 11 de la noche, entra al tren un pasajero en total estado de ebriedad; al no ubicar asiento decide quedarse de pie sujetado de la barra frente a dos mujeres que conversaban cómodamente sentadas.
Apenas el tren cierra sus puertas e inicia movimiento, la persona comienza a vomitar, como un grifo abierto, bañando a las damas de pies a cabeza.
Los histéricos gritos de las señoras, la molestia de otros pasajeros y el insoportable olor de aquella sustancia viscosa, provocó que ese vagón fuese desalojado en la próxima estación. Además, el causante fue detenido por las autoridades.
.- Acostumbro a utilizar un morral para trasladar mi computador portátil.
Mientras esperaba en el andén coloqué el morral en el piso.
Al momento de la llegada del tren, levanto el morral y, con el mismo impulso, trato de colocarlo en el hombro sin percatarme que un hombre de baja estatura estaba justo detrás de mí...
Recibió un impacto de tal magnitud que fue necesario trasladarlo al servicio de primeros auxilios.
Ni comentar las incontables explicaciones a los servicios de seguridad...
¿El computador? Intacto...
.- El día de la inauguración de la Línea 2, en la estación Mamera un señor de avanzada edad intentaba subirse a la escalera eléctrica.
Mientras era empujado e insultado por algunas personas ansiosas por disfrutar el nuevo servicio, trataba inútilmente de explicar que nunca había utilizado una escalera de ese tipo; sin embargo, la fuerza de la multitud pudo más y lo propulsó hacia adelante.
Como pudo, el aterrorizado hombre se sostuvo de los pasamanos. Aproximadamente a la mitad del recorrido, perdió el equilibrio y cayó, llevándose consigo a las otras personas que estaban detrás extasiados observando las instalaciones.
Afortunadamente, nada que lamentar.
.- En la estación Sabana Grande, me encontraba en el andén conversando con un compañero de trabajo.
Esa tarde la estación estaba prácticamente vacía.
Repentinamente, una persona llega corriendo y empuja a un hombre hacia las vías del tren. Al caer golpea la cabeza con uno de los férreos rieles y queda algo atontado.
Mi compañero corre a auxiliar a la persona. Intento no perder de vista al tipo, mientras me dirijo a la caseta de operadores a denunciar el hecho.
Llamo a uno de los operadores, le explico lo ocurrido y señalo al culpable...
¡Sorpresa!.. El operador corre hacia el lado contrario... Regresa en pocos minutos y me dice que lo perdió...
Los servicios de primeros auxilios atendieron al infortunado sujeto.
.- Los torniquetes de las entradas del Metro, tienen la altura exacta y precisa para golpearme en mis partes más nobles y delicadas; por lo cual siempre trato de estar al tanto de este hecho.
En una ocasión, distraído no recuerdo porque razón, me acerqué al torniquete y por breves instantes giré la cabeza para observar un aviso. Suficiente tiempo para que una dama que tenía mucha prisa, se me adelantase y atravesara el torniquete con velocidad y con mucha fuerza....
Lo siguiente que recuerdo es un gran dolor, mis brazos entre mis piernas y una persona que amablemente me preguntó que me había pasado...
.- Mi esposa y yo nos dirigíamos a casa. En una estación entran al vagón dos personas de terrible aspecto y peor léxico.
Desde su entrada comienzan a molestar a los pasajeros, entre ellos a mi esposa. Les expreso mi molestia por su actitud y me replican diciéndome que ellos eran expresidiarios, que estaban armados y que estaban celebrando "su libertad".
Un caballero les recrimina y recibe un par de golpes de los sujetos.
Muchos pasajeros decidieron bajarse en la próxima estación, entre ellos el caballero golpeado.
Mi esposa y yo optamos por sentarnos en otro lugar, mientras los individuos seguían con su hemorragia de insultos a diestra y siniestra.
En la siguiente parada del tren, al abrirse las puertas, un pelotón de policías entran liderizados por el hombre que fue golpeado dos estaciones atrás y detienen a los sujetos.
El caballero en cuestión era un empleado del Metro, que estaba en camino a su casa después de culminada su jornada laboral.
Hubo aplausos...
.- Un día, en la estación de Capitolio (una de las más concurridas), las escaleras eléctricas de los dos niveles estaban dañadas.
Una dama de avanzada edad se me acerca y me dice que no ella no puede subir las escaleras; además, tenía largo rato esperando a un operador y nadie la atendía.
Llevaba prisa y no podía disponer de tiempo para ubicar un operador que la ayudara; así que le propuse cargarla escaleras arriba hasta el primer nivel y ahí solicitara al personal designado para esos casos.
Extrañamente, la dama aceptó la idea y cargué su delicada humanidad hasta el primer nivel. Al momento de colocarla en el piso, me dice que esta muy cansada y quiere salir de una vez del Metro, que le haga el favor completo y la suba al otro nivel, hacia el exterior...
Esa es una de las salidas con las escaleras más largas de todo el Metro...
A medida que subía las empinadas escaleras, aquella ancianita se fue convirtiendo en un luchador de sumo...
Una vez en la calle, me agradeció reiteradamente y se despidió.
Hay muchas más anécdotas, pero esto está algo extenso.
Quizá para otra oportunidad.
Foto: Choque de trenes. Metro de Caracas. 30 Julio 2007.
2 comentarios:
Que buenas anécdotas! muy divertidas y gráficas, la vomitona del borracho debe haber sido dantesca! me voy a poner a pensar y si saco relatos de cosas que me pasaron a mi en Buenos Aires y acá en Madrid, tan buenos como los tuyos, los publicaré. un abrazo
Había leido esta entrada hace un par de días y me tenté de risa, me faltaba terminar algunas. La de la señora y las escaleras, parece de Almodovar ajajajja
Que buenas!!! impecables historias!
Un abrazo.
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