Lunes 7:00 am.
Debía llevar a mi hija al colegio y luego asistir a una reunión con un cliente. Estaba retrasado.
Mejor opción: transporte público que recorra la extensión de la Avenida Libertador. Aproximadamente 9 minutos demoraría el trayecto.
Una vez dentro de la camionetica solo queda un puesto vacio al final de la misma, le indico que mi hija que lo tome y me quedo parado a su lado.
Minutos despúes se escuchan gritos.
Tres hombres vestidos como escolares, con actitudes extremadamente violentas y con espeluznantes palabras amenazan a los pasajeros.
Es un atraco...
Me acerco más hacia mi hija tratando de ocultarla con mi cuerpo.
"!Agáchate!". Me grita uno de ellos...
Lo detallo y noto que no tiene ningún arma, pero no puedo distinguir a sus compañeros de faena y su cercanía a mi hija me tenía muy preocupado y nervioso.
Pasara lo que pasara no tenía ninguna intención de agacharme y dejar a mi hija expuesta.
"!Tranquilo!. Has lo que vas a hacer"... Le replico.
Sentado al lado de mi hija, estaba un señor de contextura obesa, totalmente absorto leyendo mensajes en su teléfono móvil BlackBerry (increíble lo que puede hacer este aparatico en algunas personas), lo cual llamó la atención del ladronzuelo e inmediatemente se lo arrebató de las manos.
"!Tú!. No te hagas el guevón... ¡Dame la cartera y el celular!". Le grita a otro pasajero que estaba elegantemente vestido, sentado justo al lado del gordo pasajero del BlackBerry.
Traducción: guevón = distraído.
El hombre resignado entrega ambas pertenencias.
Una chica entrega su teléfono móvil, un iPod y su cartera.
Apresuradamente, el asaltante va introduciendo los objetos en un morral.
Se dirige a mi hija y exclama: "!Dame tus tarjetas!".
"¡Soy una niña...!". Le dice mi hija.
Tomo por el hombro al individuo y le reclamo: "¡¿Vas a robar a la niña también?!".
"¡Te dije que te agacharas mama hue... (palabrota)!". ¡Dame tu celular y tu cartera!"
No tenía la más mínima intención de agacharme. No le daría ese gusto...
El obeso pasajero del BlackBerry me hace una seña indicándome que lo empujara, pero... ¿los otros dos?. ¿Están armados?. ¿Expondría a mi hija a un peligro mayor?.
Hago caso omiso de las señas y sigo discutiendo con el ladronzuelo.
No le entrego ni el teléfono móvil ni la cartera, casi en la certeza que él estaba por retirarse. Intercambiamos algunas palabras más que no recuerdo.
En el antreacto, los dos compinches observando que la camionetica se acercaba a la última parada en esa avenida, obligan al chofer a pararse abruptamente y ambos bajan apresuradamente, sin percatarse que su compañero se había distraído en su insistencia de que me agachara.
El chofer, en un acto de rápidez mental, cierra la puerta de la camioneta e inicia rápidamente movimiento, dejando al tercer ladronzuelo encerrado.
Al darse cuenta de la situación, el granuja inicia la carrera hacia la puerta pero antes que pudiese reaccionar, el gordo pasajero del BlackBerry salta desde su puesto y lo toma por el cuello.
Forcejan entre ellos y el gordo pasajero del BlackBerry solicita ayuda, pues el tipo es más fuerte de lo que aparenta. (Posiblemente estimulado por algún psicotrópico).
Mujeres histéricas gritaban por la ventanas, algunos hombres estaban como estatuas anonadados ante la valentía del pasajero del BlackBerry y el chofer gritaba "¡yo no me paro hasta que vea una patrulla!".
Observé rápidamente a mi hija y fui a ayudar al desesperado pasajero del BlackBerry que seguía luchando con el ladronzuelo.
Un par de patadas bastó para derribarlo.
A partir de ese momento las estatuas tomaron vida y toda la furia colectiva se desató. El gordo pasajero del BlackBerry descargaba todo su peso en cada golpe que le propinaba, el Sr. elegantemente vestido se aflojó el nudo de la corbata y comenzó a desnudarlo, lánzando la vestimenta y calzado por las ventanas de la camionetica aún en marcha; una señora a la cual los otros dos malhechores le había robado sus pertenecias, estrellaba repetidamente el puntiagudo tacón de su zapato contra la cabeza del ladrón y así, paulatinamente, los pasajeros se fueron turnando para castigar al, ahora indefenso, ladronzuelo.
"¡Esto es justicia...!. Gritaba el obeso pasajero sosteniendo en su mano el recuperado BlackBerry.
Busqué a mi hija que se había ocultado detrás de una de las butacas y una señora le protegía la cabeza, le pedí que se quedara ahí. Ya no había peligro pero deseaba que ella no presenciara la golpiza.
Aproximadamente, 6 minutos de golpiza sostenida y continua recibió el individuo, hasta que una patrulla de policías interceptó la camionetica.
Asumo que alguna persona llamó a la policía del Municipio...
Al entrar, los agentes policiales encontraron a un joven semidesnudo, inconsciente y ensangrentado.
El chofer le explicó a los policías que se trata de una pandilla de ladrones, que se visten como estudiantes y roban en los transportes públicos.
Llegamos a tiempo para el colegio de mi hija y pude asistir a la reunión a la hora estipulada.
Nota de actualización: Esta situación es tan constante, que las autoridades intentan realizar acciones para disminuir la cantidad de casos, según esta nota de prensa.
Gracias a Antonieta por el aporte.
Foto: Espectacular foto de la Avenida Libertador tomada desde aquí.
Debía llevar a mi hija al colegio y luego asistir a una reunión con un cliente. Estaba retrasado.
Mejor opción: transporte público que recorra la extensión de la Avenida Libertador. Aproximadamente 9 minutos demoraría el trayecto.
Una vez dentro de la camionetica solo queda un puesto vacio al final de la misma, le indico que mi hija que lo tome y me quedo parado a su lado.
Minutos despúes se escuchan gritos.
Tres hombres vestidos como escolares, con actitudes extremadamente violentas y con espeluznantes palabras amenazan a los pasajeros.
Es un atraco...
Me acerco más hacia mi hija tratando de ocultarla con mi cuerpo.
"!Agáchate!". Me grita uno de ellos...
Lo detallo y noto que no tiene ningún arma, pero no puedo distinguir a sus compañeros de faena y su cercanía a mi hija me tenía muy preocupado y nervioso.
Pasara lo que pasara no tenía ninguna intención de agacharme y dejar a mi hija expuesta.
"!Tranquilo!. Has lo que vas a hacer"... Le replico.
Sentado al lado de mi hija, estaba un señor de contextura obesa, totalmente absorto leyendo mensajes en su teléfono móvil BlackBerry (increíble lo que puede hacer este aparatico en algunas personas), lo cual llamó la atención del ladronzuelo e inmediatemente se lo arrebató de las manos.
"!Tú!. No te hagas el guevón... ¡Dame la cartera y el celular!". Le grita a otro pasajero que estaba elegantemente vestido, sentado justo al lado del gordo pasajero del BlackBerry.
Traducción: guevón = distraído.
El hombre resignado entrega ambas pertenencias.
Una chica entrega su teléfono móvil, un iPod y su cartera.
Apresuradamente, el asaltante va introduciendo los objetos en un morral.
Se dirige a mi hija y exclama: "!Dame tus tarjetas!".
"¡Soy una niña...!". Le dice mi hija.
Tomo por el hombro al individuo y le reclamo: "¡¿Vas a robar a la niña también?!".
"¡Te dije que te agacharas mama hue... (palabrota)!". ¡Dame tu celular y tu cartera!"
No tenía la más mínima intención de agacharme. No le daría ese gusto...
El obeso pasajero del BlackBerry me hace una seña indicándome que lo empujara, pero... ¿los otros dos?. ¿Están armados?. ¿Expondría a mi hija a un peligro mayor?.
Hago caso omiso de las señas y sigo discutiendo con el ladronzuelo.
No le entrego ni el teléfono móvil ni la cartera, casi en la certeza que él estaba por retirarse. Intercambiamos algunas palabras más que no recuerdo.
En el antreacto, los dos compinches observando que la camionetica se acercaba a la última parada en esa avenida, obligan al chofer a pararse abruptamente y ambos bajan apresuradamente, sin percatarse que su compañero se había distraído en su insistencia de que me agachara.
El chofer, en un acto de rápidez mental, cierra la puerta de la camioneta e inicia rápidamente movimiento, dejando al tercer ladronzuelo encerrado.
Al darse cuenta de la situación, el granuja inicia la carrera hacia la puerta pero antes que pudiese reaccionar, el gordo pasajero del BlackBerry salta desde su puesto y lo toma por el cuello.
Forcejan entre ellos y el gordo pasajero del BlackBerry solicita ayuda, pues el tipo es más fuerte de lo que aparenta. (Posiblemente estimulado por algún psicotrópico).
Mujeres histéricas gritaban por la ventanas, algunos hombres estaban como estatuas anonadados ante la valentía del pasajero del BlackBerry y el chofer gritaba "¡yo no me paro hasta que vea una patrulla!".
Observé rápidamente a mi hija y fui a ayudar al desesperado pasajero del BlackBerry que seguía luchando con el ladronzuelo.
Un par de patadas bastó para derribarlo.
A partir de ese momento las estatuas tomaron vida y toda la furia colectiva se desató. El gordo pasajero del BlackBerry descargaba todo su peso en cada golpe que le propinaba, el Sr. elegantemente vestido se aflojó el nudo de la corbata y comenzó a desnudarlo, lánzando la vestimenta y calzado por las ventanas de la camionetica aún en marcha; una señora a la cual los otros dos malhechores le había robado sus pertenecias, estrellaba repetidamente el puntiagudo tacón de su zapato contra la cabeza del ladrón y así, paulatinamente, los pasajeros se fueron turnando para castigar al, ahora indefenso, ladronzuelo.
"¡Esto es justicia...!. Gritaba el obeso pasajero sosteniendo en su mano el recuperado BlackBerry.
Busqué a mi hija que se había ocultado detrás de una de las butacas y una señora le protegía la cabeza, le pedí que se quedara ahí. Ya no había peligro pero deseaba que ella no presenciara la golpiza.
Aproximadamente, 6 minutos de golpiza sostenida y continua recibió el individuo, hasta que una patrulla de policías interceptó la camionetica.
Asumo que alguna persona llamó a la policía del Municipio...
Al entrar, los agentes policiales encontraron a un joven semidesnudo, inconsciente y ensangrentado.
El chofer le explicó a los policías que se trata de una pandilla de ladrones, que se visten como estudiantes y roban en los transportes públicos.
Llegamos a tiempo para el colegio de mi hija y pude asistir a la reunión a la hora estipulada.
Nota de actualización: Esta situación es tan constante, que las autoridades intentan realizar acciones para disminuir la cantidad de casos, según esta nota de prensa.
Gracias a Antonieta por el aporte.
Foto: Espectacular foto de la Avenida Libertador tomada desde aquí.