sábado, noviembre 22, 2008

La lluvia no lava conciencias.

Al momento de escribir esta nota llueve torrencialmente sobre la ciudad. Sus habitantes, sus casas, sus edificios, sus calles y sus plazas aún no se recuperan de los estragos ocasionados por las fuertes precipitaciones del día anterior.

Es común que una simple lluvia afecte seriamente el funcionamiento de esta ciudad capital. Una urbe que ha crecido descontroladamente, sin orden, sin planificación, sin normas y huérfana de cariño por gran parte de sus habitantes.

La lluvia no solo colapsa la ciudad, también logra sacar los sentimientos más mezquinos y miserables de algunos de sus habitantes.

Utilizo la palabra habitante, porque existe una enorme diferencia entre ser un habitante y un ciudadano...

El habitante es un ser humano que vive, transita y se relaciona con otros semejantes en determinado lugar; es un estado básico de existencia en una comunidad. Un ciudadano es una persona que no solo se limita a habitar un determinado lugar, también interviene en el bienestar de su comunidad porque es sujeto de una serie de derechos y deberes.

Durante las seis horas que se mantuvieron las lluvias, presencié algunas escenas y capté algunos detalles que pueden hacer dudar del carácter solidario del caraqueño.

.- Varios conductores de los microbuses del servicio de transporte público, llegaban a ciertas zonas de la ciudad y al observar el tráfico decidieron no seguir laborando y obligaron a los pasajeros a bajarse del vehículo en plena vía, sin importarles la lluvia o las inmensas lagunas en las que se convirtieron calles y avenidas.

.- Varias personas se guarecían de la lluvia en una de las escasas paradas de buses; debido a las cortas dimensiones del sitio, algunas personas esperaban los autobuses y microbuses resignados bajo la fuerte lluvia, entre ellos dos ancianas y un anciano.

Debajo del techo de la parada estaban varios jóvenes cómodamente abrigados observando indiferentemente...

.- Pasadas las 6 de tarde, gran cantidad de locales, tiendas, cafés, etc cerraron sus puertas echándo a la calle a las personas que se refugiaban de la lluvia.

¿Cuál era la prisa por cerrar?. ¿Dónde irían si la ciudad era intraficable?.

.- Aprovechándose de la situación y de la imperiosa necesidad ajena, los taxistas duplicaron y hasta triplicaron sus tarifas.

.- Algunos abnegados fiscales de tránsito, bajo sus impermeables ponchos, intentaban hacer milagros para contener la furia y el descontrol de los conductores; sin embargo, todos sus esfuerzos fueron en vano.

Si en situaciones normales un fiscal de tránsito es prácticamente un extraño adorno en la calle, bajo tales condiciones eran invisibles...

.- Paraguas cuyo costo no superan los 6 Bolívares, esa noche eran vendidos entre 20 y 50 Bolívares.

Por otra parte, no podía faltar la asquerosa utilización política de este tipo de situaciones, desde ambos sectores de nuestra polarizada sociedad.

Foto: Autopista Prados del Este, tomada de http://www.eluniversal.com

6 comentarios:

mi dijo...

yo sabia que eso iba a pasar, que asco. que asco me dan, en serio.
asco.

un beso

Anónimo dijo...

A votar mañana!!!

Anónimo dijo...

Como es usual en esta ciudad cada vez que llueve, la anarquía se convierte en el factor común: las interminables colas, la insuficiencia y hasta ausencia del transporte público que nos lleve a nuestros hogares, la indolencia de la gente... Que lástima...

Sin embargo debo confesar que para mí, a pesar del caos en la ciudad, la tarde fue divina gracias a la deliciosa compañía de un ser humano al que adoro!!! Que convirtió gotas de lluvia en gotas de felicidad, logrando con su presencia que la lluvia sea algo hermoso de recordar... Claro eso ocurrió solo para mí, para el resto de la ciudad la tarde fue terrible.

Saludos y un abrazo

Serena

Anónimo dijo...

Cuando la meteorología rompe la monotonía suelen pasar estas cosas... y otras.

Saludos.

LM dijo...

eso pasa porque os llueve poco. aqui como solo tenemos un mes al año sin lluvia pues no podemos pararnos y el paraguas es objeto de primera necesidad.
besos

*Maru dijo...

Mi oficina aun esta inutilizada (En Los Campitos)... lo triste es que sabiamos que iba a pasar... Y nadie, ni la alcaldia, ni nadie, hizo nada...