domingo, mayo 13, 2007

Viviendo en los extremos II.

Siguiendo con el tema de los extremismos que se están presentando en la cotidianidad del venezolano; uno de los campos de batalla donde esta lucha político-económica se evidencia con toda su intensidad, está representado por los medios de comunicación masivos.


Prensa escrita, emisoras de radio y plantas de televisión se mantienen en constante y feroz pugna, defendiendo sus posiciones y líneas editoriales.
Particularmente, considero que en estos momentos de la historia venezolana, no existen medios de comunicación que puedan ser definidos como imparciales, ni en la más leve connotación de la palabra.Y esta afirmación es mucho más evidente en la televisión.
Actualmente, las ondas hertzianas que atraviesan el país por sus cuatro costados, están divididas por dos tendencias.
Por una parte, el aparato gubernamental ha logrado armar una impresionante estructura televisiva; la cual, en unión con algunas empresas de televisión privadas aliadas al proyecto político, logran cobertura nacional y capturan a millones de telespectadores.
A la cabeza de este sector se encuentra, la planta de televisión oficial de la República Bolivariana de Venezuela, Venezolana de Televisión (www.vtv.gob.ve).

En el otro lado de la acera, se encuentran una variada gama de televisoras privadas que, de igual forma, penetran a lo ancho y largo del país. Algunas con alto poder económico, otras con claras tendencias opositoras al sector oficial y capaces de incidir con cierta fuerza en la opinión de un amplio conjunto de la sociedad y, finalmente, un pequeño lote que aparentando cierta imparcialidad, son evidentemente influenciadas por el poder económico y las fuerzas políticas adversas al gobierno.
La empresa líder en este sector, es la cincuentenaria Radio Caracas Televisión (www.rctv.net).
Tomar el contro remoto del televisión y pasearse por la programación de los diferentes canales nacionales, es equivalente realizar un viaje vertiginoso por la realidad venezolana, de polo a polo, pero sin paradas intermedias.
El programa punta de lanza de Venezolana de Televisión, es La Hojilla.
Transmitido de Lunes Viernes, en hora cercanas a la media noche; en la Hojilla se tratan temas netamente políticos, promocionando con vehemencia la labor del gobierno, impulsando la línea socialista que lidera el Presidente y con escasa crítica a la labor gubernamental. Su formato está basado en criticar con dureza, sarcasmo y mucho resentimiento, los programas de opinión y noticias de las televisoras opositoras. Destino similar sufre cualquier actividad, propuesta o declaración que derive desde el sector opositor.

En contraposición, Radio Caracas Televisión mantiene en horario matutino al programa La Entrevista.
A través de La Entrevista su conductor, en una mezcla de noticias, denuncias y rencores, descarga toda su artillería contra el gobierno, sus personajes e instituciones. La crítica hacia el sector opositor al gobierno es pobre y en aquellos casos que algún hecho puede ser cuestionable, su impacto es minimizado.
Ambos programas, son el reflejo más representativo de la actual situación socio-política del país; donde todo pretende ser colocado en blanco o negro. Los grises y sus matices son obviados intencionalmente.
Desde hace cierto tiempo, y en la medida de lo posible, mantengo la costumbre de observar y oir algunos minutos del programa La Entrevista, mientras me acicalo para iniciar el día de trabajo.
De la misma manera, mientras me preparo para acostarme, dedico algunos minutos de atención a La Hojilla.
Esta rutina, me permite obtener un resumen expreso y conciso de lo acontecido en el lapso de 24 horas, en lo que refiere a temas políticos; según el punto de vista extremista y excluyente de cada bando.

Es una especie de intravenosa de rápido efecto.
Por otra parte, he descubierto que en ese breve espacio de tiempo ambos programas me entretienen enormemente, pues me resulta gracioso e irónico observar como defienden posturas maximalistas, en la mayoría de los casos solo convenientes a sus causas particulares y temporales; olvidando por completo la tan cacareada función social de los medios para ayudar a generar una opinión pública plural, participativa y con capacidad de discernir su realidad.
Foto: Nubarrones al atardecer en la bahia de Juan Griego. Isla de Margarita

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