A diferencia de la mayoría de los países de América del Sur, en Venezuela el fútbol no es el deporte de las multitudes. Ese honor lo mantiene, merecidamente, el beisbol.
Solo basta con asistir a un juego entre los dos equipos rivales más tradicionales, Leones de Caracas y Navegantes de Magallanes, para no tener ninguna duda sobre este tema.
No obstante, cada vez que se celebra el Mundial de Fútbol, en Venezuela se vive una extraña mezcla de emociones y expectativas.
Las grandes colonias de inmigrantes, y sus descendientes, animan las calles con sus banderas colocadas en los automóviles, restaurantes y centros comerciales ofrecen ambientes relacionados con la fiesta futbolística, las plantas televisoras se esfuerzan por ofrecer la mayor cantidad de partidos (algunos transmiten todos lo juegos) y, en algunos casos, las empresas flexibilizan sus horarios de trabajo para permitir a sus empleados disfrutar de ciertos juegos claves.
Siempre he tenido la sensación que celebramos con más euforia el Mundial de Fútbol, que en muchos de los países que clasifican para el magno evento.
Pero hay algo que me llama enormemente la atención.
Apartando las simpatías de la colonias de inmigrantes por sus respectivos seleccionados nacionales; el eterno favorito de la población venezolana es la selección de Brasil.
Ciertamente, cualquier amante de este hermoso deporte, reconocerá a Brasil como la potencia futbolera del planeta.
Personalmente, admiro el nivel de "arte" que puede ser un balón en pies de un jugador brasileño.
Sin embargo, la afición del venezolano por las selecciones brasileñas podría considerarse para un serio estudio.
Nuestras afinidades con el pueblo brasileño, pasan por una frontera mayoritariamente despoblada y por intercambios comerciales interesantes, no más de eso. Las influencias de este vecino país son muy pocas comparadas con otros países vecinos; ni siquiera compartimos un idioma común, como si ocurre con otros países de latinoamérica.
Argentina, Uruguay, Paraguay, Ecuador, Chile, Colombia, Perú, México, Costa Rica, entre otros países latinoaméricanos han participado en los Mundiales, pero las preferencias venezolanas son fielmente cariocas.
Para darle un toque bizarro a todo esto, usualmente en las clasificatorias para la Copa Mundial, la selección de fútbol de Venezuela sufre aplastantes derrotas ante los equipos brasileños.
Es tan evidente y tan fuerte este sentimiento, que se refleja en las transmisiones televisivas o en los titulares de los diarios, quienes no ocultan sus inclinaciones en estos temas.
Incluso, cuando Venezuela se enfrenta a Brasil, se puede percibir entre los jugadores de la selección nacional esa admiración excesiva, que raya en la idolatría.
De cualquier forma, cada quien es libre de abrazar las aficiones que desee, y eso es algo trascendental en los deportes.
Pero... yo me pregunto...En el caso que Venezuela llegue a participar en un Mundial de Fútbol, y ojalá sea muy pronto, ¿los brasileños pujarán por nuestra selección con el mismo ánimo?.
miércoles, julio 05, 2006
Extraña admiración.
Publicadas por Carilisve a la/s 12:29 a. m. 0 Aportes y comentarios
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